Homenaje a Ricardo Mejía Samaniego a 5 años de su cobarde asesinato.

jueves, 12 de agosto de 2021

CUANDO EL ENEMIGO NOS ACECHA

Por IRD2



Han pasado casi 10 años desde que varios integrantes de Izquierda Democrática Popular (I.D.P), “egresados” de la prisión política, fijamos postura frente a los señalamientos mediáticos que pretendieron involucrar a Constantino Alejandro Canseco Ruiz en el secuestro del senador Diego Fernández de Cevallos y algunos otros prominentes empresarios. El señalamiento mediático promovido desde los sótanos de las agencias de seguridad del Estado, pretendía también involucrar al compañero Felipe Edgardo Canseco Ruiz y con él, al conjunto de nuestra organización, con el foco puesto en los ex militantes del PROCUP-PDLP. (Revista Proceso 2010-07-27)

La estrategia represiva no era nueva, años antes frente al sabotaje armado de los ductos de Pemex reivindicado por el EPR, tras la desaparición forzada de dos destacados militantes de su organización, el gobierno en turno echó mano del CISEN, la entonces PGR y la Defensa Nacional, para lanzar una ofensiva punitiva contra IDP, que derivó en el secuestro y detención del compañero Hermenegildo Torres Cruz, frente a las oficinas que en aquel entonces tenía nuestra organización en la Calle Nezahualcóyotl, en el centro de la CDMX.

Poco tiempo después el Subsecretario de la Defensa Nacional, Tomas Ángeles Dauahare, realizó señalamientos pretendiendo presentar a militantes de nuestra organización como “comandantes del EPR”, lo que fue inmediatamente desmentido por I.D.P, en declaraciones brindadas a la revista Proceso por los expresos y ex militantes del Procup-Pdlp.

Recién constituida IDP en 1999, bajo la dirección política del compañero Alberto Híjar Serrano, el Dr. Alfredo Rustrían Azamar y otros compañeros, entre ellos Felipe Canseco Ruiz, se realizaron esfuerzos para conseguir el registro en el IFE (ahora INE), entonces presidido por José Woldemberg. Aquellos fueron los tiempos en que Vicente Fox Quesada se convertía en el primer candidato que le ganaba la presidencia al PRI. No obstante, lo anterior y pese a que se acreditaron los requerimientos de ley para la obtención del registro, no solo se nos negó con subterfugios jurídicos, sino que de manera oficiosa se nos comunicó que había una decisión presidencial contraria a nuestra solicitud, por cuanto se consideraba que IDP era un brazo político de la insurgencia armada en México.

Desde entonces el acecho y hostigamiento de los aparatos de inteligencia política y represión del Estado no ha cesado. El asesinato del compañero Ricardo Mejía Samaniego sigue siendo un expediente abierto y un testimonio claro de la impunidad con la que actúan los sicarios del Estado y sus estructuras paramilitares.

Derivado de lo anterior 4 compañeros de nuestra organización se encuentran registrados en el programa de protección a defensores de derechos humanos, víctimas de las amenazas y del acecho gubernamental (Pablo Torres Hernández, Enrique Itehua Salas, Hermenegildo Torres Cruz y la compañera Rosa María López Gómez). Sabemos de antemano que este pírrico registro con su “localizador adjunto”, no constituyen garantía alguna para salvaguardar la integridad física de nuestros compañeros, pero dejamos con ello evidencia de la responsabilidad que tiene el Estado frente a cualquier atentado que comprometa su vida.

IDP es una organización que desde su nacimiento se ha planteado ejercer sus derechos políticos y constitucionales, aun cuando desde las cúpulas del poder político y empresarial no cesan los esfuerzos por mantenernos en el “límite de la legalidad” y bajo el señalamiento sistemático de “guerrilleros”, con lo peor de la carga peyorativa y estigmatizante que se le puede asignar al término.

De las filas de nuestra Agrupación Política Nacional han salido compañeros que hoy incursionan en la lucha político-electoral, uno de ellos Felipe Canseco Ruiz, se desempeña como coordinador de campaña de la candidatura del contador Martínez Neri a la presidencia municipal en Oaxaca de Juárez, lo hace de la mano del Movimiento de Transformación de Oaxaca (M.T.O) y de la cobertura político-legal que MORENA les ofrece con su registro en el INE, tanto en el Estado como a nivel federal, no obstante lo anterior, el ACECHO DEL ENEMIGO CONTINUA.

Desde los primeros días de su nombramiento como Coordinador de Campaña, Felipe Canseco Ruiz, ha sido blanco de una nueva reedición de señalamientos orientados a vulnerar el ejercicio de sus libertades políticas. Acusándolo de secuestrador, guerrillero y terrorista, se busca desacreditarlo, a pesar de haber salido absuelto en los procesos jurídicos que en su momento se le siguieron en distintos juzgados del fuero común y federal.

El contexto en el que hoy se produce el acecho del enemigo es particularmente peligroso. En el ámbito de la lucha social no son pocos los activistas asesinados impunemente, Samir Flores entre ellos y en lo que va de la jornada electoral han sido asesinados 31 candidatos a puestos de “elección popular”. Al respecto, la consultoría Etellekt señala que “De un total de 443 víctimas (en materia electoral) por concepto de amenazas y otras agresiones, 282 fueron aspirantes y candidatos… en tanto que, 195 buscaban cargos municipales. El partido con el mayor número de afiliados que han perdido la vida en este proceso electoral es el PRI, con 15 víctimas mortales, seguido por Morena con 13 militantes asesinados. ( El Economista, 4 de mayo 2021).

El Movimiento de Transformación de Oaxaca (M.T.O) se posiciona como alternativa electoral en virtud del acuerdo que suscriben distintas organizaciones sociales y políticas para constituirse en un frente amplio, en el que coexisten distintos signos ideológicos de izquierda, emparentados por su repulsa a las políticas neoliberales. En su seno encontramos algunas expresiones de lo que otrora fuera el Movimiento Democrático Universitario (M.D.U) y la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (A.P.P.O), pero también encontramos organizaciones sociales como el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT) sumida en profundas contradicciones y a personeros de la burocracia tradicional, interesados en perpetuar sus intereses gerencial en la administración pública municipal. Es a todas luces absurdo pretender involucrar este movimiento con las expresiones de la insurgencia armada existentes en México, aun cuando su complexión política, es equidistante a los grupos tradicionales de poder hegemónico que gobiernan Morena.

Está claro que el clima de inseguridad e impunidad que priva en el país, está relacionado con la descomposición social producto de la crisis económica propiciada por las políticas neoliberales y su colusión con el narcotráfico; está claro también, que la gestión de seguridad del gobierno de la 4T no ha podido revertir el ciclo de la violencia y el saldo rojo que lo acompaña; está claro que la delincuencia organizada se encuentra detrás de muchos de los homicidios y el terror que afligen a muchas familias mexicanas; pero está claro también que en medio de la espiral de violencia se genera también un clima propicio para las “operaciones encubiertas” y la guerra sucia contra las organizaciones y los luchadores sociales y que muchas de las acciones homicidas se ejecutan de la mano de sicarios que actúan impunemente como mercenarios al servicio de los grupos de poder político y económico hegemónicos.

Las argucias del enemigo en su afán de perpetuar y justificar la guerra sucia no tienen limite. En distintas localidades del Estado de Guerrero recientemente llamaron la atención, la presencia de narco-mantas colgadas de puentes, en las que se advierte al gobierno obradorista “si usted no nos escucha, nos haremos escuchar” y de manera explícita en panfletos y comunicados difundidos, se alude al levantamiento armado del Comandante Lucio Cabañas Barrientos. (La Opinión, 2021-05-20)

Frente a estos propósitos perversos, que de paso pretenden también enlodar la memoria histórica de lucha de los pueblos, I.D.P manifiesta su más enérgico repudio y hacemos un llamado a la opinión pública y al pueblo de México a no dejarse sorprender por esta nueva versión de la contrainsurgencia, apuntalada desde los servicios de inteligencia político militar del Estado, en colusión con las bandas de narcotraficantes y los sectores más abyectos, fundamentalistas y golpistas de la oligarquía neoliberal.

Cuando el enemigo nos acecha con su mirada asesina no hay lugar a la vacilación. La solidaridad y la denuncia no solo son necesarias, sino también imperativos éticos. El acecho del enemigo nos recuerda también que la principal fortaleza de la resistencia está en la unidad de las fuerzas que luchamos por una verdadera, profunda y radical transformación del país.

 

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