Lucio Cabañas Barrientos: DE PROFESOR DE ESCUELA A MAESTRO DE LA REVOLUCIÓN…
El maestro Lucio Cabañas fue un hombre de origen humilde, hijo de campesinos
pobres y trabajadores, su abuelo paterno de Lucio fue el general Pablo Cabañas,
a quien después de la muerte de nuestro general Zapata combatió por los ideales
agraristas en la Costa Grande de Guerrero defendió los intereses de nuestro
pueblo. Su padre Cesáreo Cabañas Iturio fue asesinado por pistoleros a sueldo
de los caciques locales al defender las tierras que pertenecían legalmente a su
pueblo quedando Lucio en la Orfandad.
En la normal de Ayotzinapa, llega a destacar
como dirigente estudiantil y, posteriormente, como dirigente nacional de la
Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM). Desde
éstas, sus primeras participaciones en las luchas estudiantiles y en apoyo a
los pueblos que solicitan su ayuda, es ya un convencido de la lucha socialista,
lo que lo lleva a participar posteriormente en el Partido Comunista Mexicano,
del que llegaría a decepcionar profundamente por lo que él califica como su
oportunismo y reformismo y al que rechaza por sus prácticas internas de
liberalismo y corrupción moral. Así, Lucio Caracteriza al PCM como un organismo
que traiciona y abandona a los verdaderos luchadores sociales que participan
con ellos y a los que, una vez muertos, los abanderan y reivindican, utilizando
su prestigio para ganar prebendas ante el Estado y subsistir políticamente ante
las masas que se desempeñan de su práctica.
Como profesor Lucio se caracterizó por jamás
permanecer pasivo e impulsar siempre las demandas de una mejor existencia de
los campesinos que continuamente llegaban a pedirle orientación y su militancia
popular la desarrollo participando destacadamente en el derrocamiento del
gobernador Raúl Caballero Aburto.
El profesor Lucio Cabañas fue un hombre
activo trabajador, enérgico y jamás dejó de hacer lo que estuviera a su
alcance para aliviar el dolor ajeno, aún en detrimento de su propia persona.
Apreciaba profundamente a sus amigos y tenía la capacidad de ser muy querido
por todos los que llegaron a conocerlo a fondo, y respetado por los que por su
posición e intereses llegaron a tenerlo como enemigo.
Como revolucionario, Lucio fue enérgico e
implacable. Así cuando lo consideró necesario, determinó el ajusticiamiento de
traidores, delatores, enemigos y desenmascaró la actitud del PCM, al tratar
éste de convencerlo para que no abandonará su decisión de emprender la lucha
armada revolucionaria sin lograrlo; y después al intentar frenar el desarrollo
de la guerrilla para qué ésta se mantuviera en la etapa de la autodefensa y no
se convirtiera en un peligro para el régimen. De la misma manera combatió y
desenmascaro decididamente al radicalismo pequeño burgués como el denominado
“grupo partidario”, que con calumnias pretendió tomar la dirección de la
guerrilla, decidiendo Lucio a pesar de la gravedad de tal actitud, solamente la
expulsión de dicho grupo –el cual paso posteriormente a formar parte de la Liga
Comunista 23 de Septiembre-, haciéndose responsable de la seguridad de cada uno
de estos elementos, a quienes doto de guías, armas y dinero para que salieran
de la sierra al medio urbano protegiendo sobre todo a los elementos
identificados por el Estado, cómo fue el caso de Carlos Cevallos, destinado
para ello recursos que muchas veces la guerrilla necesitaba. Lucio confiaba en
que estos elementos continuarían de alguna manera en la Lucha Revolucionario,
sin hacer la Lucha fraticida, porque, como decía, en caso de
ser descubierta tal actitud, “se les fusila en el acto”. Otra muestra de la
ejemplar actitud de nuestro comandante fue el caso del 11 desertores de la
guerrilla el 14 de agosto de 1974.
Enmascararon su flaqueza ideológica y
cobardía con supuestos desacuerdos y decidieron salir y abandonarla en los
momentos más álgidos de la represión, pese que nuestro comandante había
acordado proporcionarles 5 millones de pesos para que se fortalecieran y
siguieran desarrollando la Lucha Revolucionaria confirmando posteriormente sus
debilidades al claudicar del movimiento revolucionario.
Nuestro comandante a la par que enérgico y
decidido tenía actitudes profundamente humanas. Así, era capaz de indignarse
ante las injusticias y los actos deshonestos, de ayudar al
compañero que no soporta la carga, de quedarse sin comer para que
otros lo hicieran y solucionar si era posible, las dificultades del alguna
familia de colaboradores que se encontrará en un problema de cualquier índole.
Sobre el Comandante Lucio Cabañas
recaía la responsabilidad fundamental de la conducción del Partido y la
solución de los problemas de la revolución y esto constituía para el profesor
motivo de preocupaciones, desvelos e incluso descuidar su salud personal. Lucio
fue, como revolucionario, un hombre íntegro y jamás llego a quebrantar su
convicción comunista, mucho menos dudó del triunfo de la acción que había
emprendido y del triunfo de la revolución socialista en nuestra Patria. Aunque
nunca llegó a completar su formación marxista-leninista integral, se guió
siempre por los principios generales del marxismo-leninismo teoría que reconoció
como guía de la acción revolucionaria y admiró a hombres de la talla de Ernesto
Guevara de la Serna cuya muerte le causó gran consternación. Jamás dictó una
orden que no estuviera dispuesto a cumplir él mismo. Así. Estuvo en destacados
puestos de combate en las emboscadas y acciones militares que protagonizó
el Partido y era, por su formación y conciencia, el caminante que no se
permitía flaquear en los senderos que cubrió la guerrilla durante su
desarrollo. Fue la confianza en la capacidad de las masas, en nuestros obreros
y campesinos, lo que caracterizó en mayor grado a nuestro comandante ,
hombre inquebrantable que no vaciló en las peores circunstancias cuando muchos
se hubieran sentido perdidos, siendo relativamente un puñado de hombres contra
un enemigo colosal. En esos momentos adversos la inmarcesible fe y confianza de
nuestro Comandante en el pueblo estimulaba a todos los compañeros que con él
transitaron los trillos de la sierra.
Sabemos de la digna actitud que tuvo en el
momento de su muerte, de su firme posición de no rendirse ante un enemigo que,
aunque táctica y numéricamente superior, no alcanzaba a marchar en lo mínimo la
figura histórica de nuestro inolvidable compañero, único fundador y
Primer Comandante del Partido de los Pobres (PDLP). Las circunstancias que
condujeron a su muerte fueron fundamentalmente las de la infiltración de dos
nefastos individuos Isabel y Anacleto Ramos que de tiempo anterior al secuestro
de Figueroa habían invitado reiteradamente al Comandante a visitarlos en la
sierra de San Luis, donde decían tener un grupo armado dispuesto a unirse al
PDLP. Nuestro Comandante nunca acudió a ese llamado comisionándose a otros
elementos de la guerrilla a mantener la relación. Son las circunstancias del
cerco militar cuando el secuestro de Rubén Figueroa, las que hacen tomar al
comandante la determinación de dividir el grupo guerrillero. Finalmente nuestro
Comandante muere en combate el 2 de diciembre de 1974, estando acompañado por
los compañeros: Arturo, René y Roberto.
GRACIAS A LOS COMPAÑEROS DE LA COMISIÓN DE ELIMINACIÓN DE VIOLENCIAS QUE NOS LA HICIERON LLEGAR.
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