Fue un espacio de discusión en donde le solicitamos a diferentes compañeros, su participación
Hemos decidido reproducirlos de manera individual en nuestro blog, como una manera de dar a demostrar que la figura del Comandante, aún después de su desaparición física, nos llama a la construcción de la unidad con el objetivo de construir el socialismo, más aún cuando estamos a algunos meses de que se cumplan 50 años de su caida en combate.
En Izquierda Democrática Popular, la figura histórica del Comandante nos sigue invitando a la construcción política en las bases, pero al mismo tiempo nos llama a tener un intercambio permanente, honesto y abierto con compañeros y organizaciones que como nosotros, han allanado el camino hacia un mundo más justo.
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“Ser pueblo, hacer pueblo y estar con el pueblo”: consigna y estrategia revolucionaria
Julio Diego Zendejas Maximo*
A 46 años de la caída en combate del Comandante Lucio Cabañas Barrientos el mejor homenaje que podemos hacerle, como a todo combatiente caído en la lucha por la revolución, es el de tratar de seguir su ejemplo y pensamiento para desarrollar la teoría y la estrategia que necesita la lucha socialista en el momento contemporáneo. Y ninguna idea expresa mejor la praxis revolucionaria del maestro Cabañas que su inconfundible consigna: “Ser pueblo, hacer pueblo y estar con el pueblo”, ella sintetiza su legado teórico y práctico por lo que problematizarla y aplicarla en todas sus implicaciones puede permitirnos avanzar en una estrategia socialista consecuente.
Hoy a casi 30 años del “colapso” del mal llamado “socialismo real” y ante los limites evidentes de los llamados gobiernos “progresistas” de América Latina para avanzar hacia sociedades más justas e igualitarias una de las necesidades más apremiantes de las organizaciones de izquierda, de los comunistas, es la de repensar las formas posibles para hacer viable el camino al socialismo. Las lecciones negativas del modelo soviético que concentró el poder económico y político en las manos de la burocracia estatal hacen necesario regresar a la visión de Marx quien concibió el proceso de transición socialista como una época de creciente autogestión y autogobierno de los trabajadores, es decir regresar a la visión del socialismo como un proyecto esencialmente democrático y que por ende solo puede ser obra de los trabajadores mismos.
Y para ser consecuente con este planteamiento toda organización revolucionaria debe seguir la consigna referida, tal orientación puede permitir conducir la praxis política hacia la construcción de las condiciones necesarias para la lucha por el socialismo. El partido, o como se denomine a la organización, no debe pretender sustituir a los trabajadores como sujetos de la transformación, debe acompañar sus demandas, sus sufrimientos, sus victorias, debe “estar con el pueblo” en todo momento, solo este vínculo directo con la lucha puede hacer que la organización no sea una exterioridad de la dinámica popular sino que sea parte de ella. Solo este nexo orgánico con las luchas puede permitirle a la izquierda revolucionaria “ser pueblo”.
Solamente en la medida en que se logré tal síntesis entre el pueblo y sus organizaciones de clase podremos avanzar realmente en la construcción del sujeto que pueda hacer posible avanzar al socialismo, solo en la medida que el pueblo se funda con la vanguardia y la vanguardia se diluya en el pueblo es que podremos evitar los riesgos de una desviación burocrática pues el sujeto no será un partido separado de las masas sino que será las masas mismas convertidas en constructoras de la historia.
Así, “ser pueblo” y “estar con el pueblo” significan elevar el nivel de conciencia y organización de los trabajadores acompañando todas sus luchas pero no desde la exterioridad de la vanguardia iluminada y portadora de la teoría redentora sino como elementos dinámicos que inmersos en tales luchas impulsen la autoorganización obrera, campesina, estudiantil y de todo el mundo del trabajo para crear su propio poder. Ser pueblo y estar con el pueblo significa pues crear poder popular, ese es el significado último de “hacer pueblo”.
Sólo si logra “hacer pueblo”, solo si logra ir creando el poder del pueblo, la política impulsada por la izquierda podrá ser estratégicamente revolucionaria y auténticamente socialista. Abrir el camino a la autogestión y al autogobierno popular no solo permitirá ir creando las condiciones para disputar la hegemonía y la dominación al capital y a su Estado sino que solo la creación de esta prefiguración del poder de los trabajadores puede desbrozar el camino a la “sociedad de hombres libres” sin reproducir los patrones de explotación y control de la sociedad burguesa. Solo al hacer realmente a los trabajadores dueños del poder y del control de la economía puede avanzarse en la superación de la enajenación del capitalismo. Hacer pueblo significa impulsar al sujeto de la trasformación y prefigurar las formas de la nueva sociabilidad del futuro.
Pero esta estrategia no implica, como podrían interpretar los “autonomistas”, una supuesta exterioridad de los espacios del poder popular respecto al poder burgués y a las redes de su explotación económica. Su existencia misma debe ir confrontándolo en todas sus dimensiones, no se trata de coexistir con el capital sino de atacarlo constantemente hasta lograr crear la correlación de fuerzas necesaria para destruirlo definitivamente. No supone pues un tránsito pacífico y no escabroso hacia la “toma” del poder sino ir impulsando las relaciones sociales económicas, políticas, culturales e incluso militares que permitan crear un nuevo poder de los trabajadores para destruir el del capital. Se trata de crear una auténtica dualidad de poderes.
Y este poder solo puede surgir de la práctica consecuente de la izquierda revolucionaria con la consigna de ser pueblo, hacer pueblo y estar con el pueblo, solo una praxis orientada por esta máxima puede conducir a crear el poder necesario para las luchas presentes y para asegurar un rumbo socialista futuro. La experiencia guerrillera del Partido de los Pobres y de su Brigada de Ajusticiamiento en la sierra de Guerrero son la prueba histórica de la justeza de esta línea. Nacida del constante y permanente acompañamiento del profesor Lucio Cabañas a las luchas de las comunidades esta pudo permanecer y extenderse geográfica y temporalmente, a pesar del enorme asedió del ejército, por su fuerte base social, por ser una caja de resonancia de todas las luchas populares de la región. La práctica del Comandante Cabañas y del PDLP fue una autentica expresión de poder popular, era el resultado concreto de la consecuencia con aquella consigna:
es éste, un movimiento con base de masas, no surge solitario, como mero núcleo promotor, sino vinculado a una acción popular […] Cabañas es el organizador y agitador más importante que ha dado el momento guerrillero. Y es que ninguno ha podido realizar la hazaña de moverse en todas las condiciones e incluso en todos los lugares, llevando tras de sí un movimiento de masas relativamente numeroso.
Este arraigo social le permitió, en comparación con otras de la época, un relativo éxito de su experiencia guerrillera. La estrategia de Lucio no era dogmática ni autoritaria sino esencialmente popular y democrática, estaba encaminada a crear la conciencia y organización del pueblo pobre. Por eso organizaba asambleas y explicaba sus actividades procurando siempre la participación e involucramiento de las comunidades en las decisiones.
Así entonces la consigna “ser pueblo, hacer pueblo y estar con el pueblo” es una auténtica estrategia a seguir por la lucha socialista para ser consecuentes con la máxima marxista de que la liberación de la clase obrera solo puede ser obra de la propia clase obrera, solo siendo y estando con el pueblo, fundiéndose con él, podrá surgir el auténtico sujeto proletario y solamente con la acción de este se podrá ir creándose el poder popular con el cual podremos disputar el rumbo de la sociedad al poder burgués y a la vez habremos sentado las bases de la nueva sociedad. Impulsar el poder popular es la vía para formar el sujeto tanto de la lucha contra el capitalismo como el sujeto constructor del socialismo. La creación del pueblo como insustituible sujeto del proceso revolucionario es la única base sólida para avanzar decididamente en la lucha contra el capital y el potencial garante de una transición socialista.
Tal es la consecuencia teórico-política de su consigna histórica. Por eso a casi cinco décadas de su caída en combate su memoria y legado siguen presentes:
¡Lucio Cabañas vive!
* Licenciado en Sociología por la FCPYS de la UNAM, Maestro y Doctor de Estudios Latinoamericanos y militante de Izquierda Democrática Popular.
Para consultar el número completo de la revista Poder Popular dedicado al Comandante Lucio Cabañas, les invitamos a visitar el siguiente vínculo:
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