Por: Ítalo Ricardo Díaz
Díaz
Poco conocido y
estudiado en la historia de México, Julio López Chávez es un personaje
paradigmático que desafío a Juárez y a los reformadores liberales, justo cuando
éstos se aprestaban a restaurar la República tras un largo camino de lucha que
empezó con la Revolución de Ayutla y el derrocamiento de Santa Ana y termina
con la Batalla de Puebla y el fusilamiento de Maximiliano.
En la narrativa
biográfica de Julio López Chávez encontramos disensos respecto de algunos
datos: Su nombre oscila entre Julio López Chávez y Julio Chávez López; la fecha de su
fusilamiento varía según las referencias: Para algunos el 9 de julio de 1868,
para otros el 1 de septiembre del mismo año; Algunos adjudican la redacción del
Manifiesto a los Pobres y Oprimidos de México y el Universo a Julio López
Chávez, otros a Plotino Rhodakanaty, un migrante de origen Griego, de ideas
socialistas, que cobijó la formación política e ideológica de Julio Chávez;
sobre la fecha de su nacimiento, hay quienes sostienen que fue antes de 1840 y
cuando se busca un retrato del personaje el asunto se complica. En la página
Web del Ayuntamiento de Chicoloapan, 2016-2018, sección Crónicas Municipales,
se publica una imagen que todo indica corresponde a la de Felipe Solana, un
personaje político del Paraguay.
Más allá de los
disensos biográficos, la relevancia del
personaje se acrecienta durante la transición obradorista: Primero porque
detrás de la Silla Presidencial en Palacio de Gobierno, encontraremos
regularmente al benemérito presidente de México, Lic. Benito Pablo Juárez García,
por ser éste el referente emblemático, político e ideológico reivindicado por
el futuro presidente electo y en segundo lugar porque a la izquierda de Morena,
se encuentran un conjunto de expresiones políticas, socialistas y anticapitalistas,
para quienes Julio López Chávez es un referente obligado como precursor de la
lucha zapatista y magonista.
Reivindicar a Julio López
Chávez en los tiempos del obradorismo, significa desempolvar la crónica del
primer enfrentamiento armado que se registra en la historia de México, entre
liberales y socialistas, pero también, en esa extraña conexión dialéctica que
existe entre el pasado y el presente, se abren las puertas para el retorno de
los muertos que convertidos en héroes irrumpen en el presente, con su reserva
de combustible moral, con su carga de sentimientos y emociones que empujan y
animan la lucha de los pueblos en su perenne búsqueda por el reencuentro con su
condición humana.
En el panteón patrio de
la historia de México encontramos una pléyade de personajes que moldearon con
su sangre el rostro de nuestro país y existe una lucha permanente por
convertirlos en aliados simbólicos del régimen establecido, o de las causas
progresistas y revolucionarias.
Es sabido que con el
arribó de los tecnócratas neoliberales al poder, la Revolución Mexicana dejó de
ser un referente institucional: Salinas y Zedillo ya no se sentían a gusto con
Carranza a sus espaldas, Vicente Fox se sentía incómodo con Juárez y llevó al
Congreso, en su toma de posesión a un cristo crucificado; seguramente Santiago
Creel y Gustavo Madero, por ascendencia hubieran preferido, el primero a
Carranza y el segundo a Francisco I Madero; Obrador prefirió a Juárez y Zapata
fue rescatado del uso oficial el 1 de enero de 1994, con el levantamiento
armado neozapatista.
En el terreno de la
lucha política e ideológica, la construcción simbólica del héroe, puede ser
manufacturada con el material de la ficción o de la visión antojadiza, pero
también puede ser obra de la racionalidad histórica, por el rescate de su
existencia y por la significación simbólica de su gesta. Es la hechura del
héroe y su contexto histórico depositado en el corazón de los pueblos. Por eso
fue relevante que Carlos Fonseca Amador se reencontrara con Sandino y antes que
él Fidel con Martí.
No es fácil confrontar
simbólicamente la figura de Julio López Chávez con la de Juárez. Éste es un
personaje de peso completo, relevante en el contexto internacional y en la vida
nacional. La Batalla de Puebla y el fusilamiento de Maximiliano afianzaron la
identidad nacional del naciente Estado mexicano, su efecto corrió a cuenta de
una mayor cohesión social, de la escasa y diseminada población en la extensión
territorial del país; exaltó también la idea de nación y el antiimperialismo,
ya no sólo por la derrota infligida al ejército francés, el más poderoso de la
época, sino también por lo fresco de la ignominia que a su paso, en 1848, dejó
la bota yanqui y el consecuente despojo de más de la mitad del territorio
nacional.
No obstante, sobre Juárez
se cierne la sombra de los diálogos Ocampo-Mc Lane, relativos s la cesión de la
península de Baja California y el paso a perpetuidad de la milicia yanqui por
el Istmo de Tehuantepec, a cambio del reconocimiento político y el apoyo militar
EE. UU, en la lucha contra el eje trilateral de los conservadores.
Algún día se sabrá a
ciencia cierta la historia de estos acuerdos, en cualquier caso, los hombres de
la reforma no podían escapar de la encrucijada geopolítica de su tiempo:
Mientras los conservadores buscaban la protección española y francesa, para
restaurar el viejo orden, Juárez hacía lo propio con los gringos para la
defensa de la República en armas y su postulado reformista. Para los EE. UU y
su "destino manifiesto" la prioridad era la expansión de su frontera.
Julio López Chávez se
reveló contra unos gigantes hijos de la ilustración; contra hombres
provincianos de origen humilde, crecidos políticamente en la era de las luces;
contra unos amantes del progreso, el orden, la ciencia y el federalismo; contra
hombres polifacéticos de basta y diversa producción intelectual; hombres
tenaces y emprendedores, convencidos de su causa, que se asumían como herederos
de la lucha inconclusa de Hidalgo, Modelos y Guerrero; contra hombres decididos
a sepultar el reino de los "Dones" y la "virtud" de la
sangre, para instalar al ciudadano como el sujeto social de cambio y la
prosperidad.
Sin embargo, los
hombres de La Reforma, en su horizonte exaltado del progreso, tenían
limitaciones para entender la complejidad de la propiedad comunal, su raíz
ancestral y el México profundo. Veían en ella un refugió de la Trípoli alianza
conservadora: El clero, los militares, y el agiotista convertido en banquero.
Los reformadores
liberales eran hombres de su tiempo en toda la extensión de la palabra, sus
reformas eran congruentes con la necesidad del desarrollo capitalista y la
consolidación de un Estado Nacional, ellos eran los revolucionarios de la
segunda mitad del Siglo XIX.
Julio López Chávez
creció en el entorno formativo de las ideas socialistas de Plotino Rohdakanaty,
pero se hizo guerrero en la lucha por las reformas y contra Maximiliano, por lo
que obtuvo el grado de Coronel; lo animaban los postulados de la primera
República Francesa, las consignas de libertad, igualdad y fraternidad ondean en
la proclama dirigida a los pobres y oprimidos de México. Pero Julio López
Chávez sabe que el silbato del ferrocarril anuncia el despojo y la barbarie,
sabe que en ese punto equidistante del progreso él debe estar con los suyos,
con los pobres y oprimidos.
En aquellos años de la
segunda mitad del Siglo XIX llegaron a México las ideas de un "socialismo
libertario", un pensamiento híbrido que recupera elementos del anarquismo,
del socialismo utópico, del liberalismo radical y en menor medida del marxismo,
pero rápidamente se constituye en una fuerza dotada de una genuina y profunda
vocación transformadora. Su recepción en el pueblo derivó en el impulso de
diversas alternativas de organización obrera (cajas de ahorro, asociaciones
mutualistas y cooperativas); bajo su influjo se sentaron las bases del
sindicalismo; se promovieron la aparición de periódicos y escuelas socialistas
y también dieron pie a una desafiante insurrección campesina que reaccionó en
defensa de la propiedad comunal frente a la desamortización impulsada por los
liberales.
Según algunos
estudiosos del socialismo en el Siglo XIX, cuando estas ideas arribaron a México,
la población oscilaba en alrededor de 7 millones de habitantes, dispersos en
pueblos y rancherías; la población obrera se concentraba en la minería y la
producción textil, sumando alrededor de 60 mil trabajadores en condiciones
salariales deprimentes; existían 8 fábricas de papel y un sin número de
industrias patriarcales; la mayor parte de la población vivía en comunidades
indígenas auto suficientes; los centros urbanos se concentraban en Puebla,
Guadalajara y hoy ciudad de México; la infraestructura era escasa sino es que
inexistente; no había ferrocarril y los traslados se hacían a "lomo de
burro"; el capital existente era en lo esencial de tipo comercial y
usurero; el mercado interno apenas y
existía.
Plotinio Rhodakanaty
forma parte de las remesas de migrantes europeos que llegan a México tras la
iniciativa de Comonfort de ofrecerles facilidades para su establecimiento en el
territorio como parte de una política de colonización agraria. Llega a México
en febrero de 1861, es médico de profesión, y un políglota que habla y entiende
7 idiomas; le tocó vivir la revolución húngara y a su paso por Francia conoce a
Proudhon y se familiariza con las ideas de Fourier.
Ya establecido en
México no tardó en publicar la " cartilla socialista" inspirada en el
pensamiento de Fourier. Plotinio es un gran difusor del socialismo, funda
escuelas como "La Moderna y Libertad" en Chalco, bajo cuyo techo se
forma política e ideológicamente J. Chávez, pero también es el lugar donde dará
su último grito, frente al pelotón de fusilamiento que lo ejecuta por órdenes
de Juárez.
En el Manifiesto a
todos los Oprimidos y Pobres de México y el Universo, de fecha 20 de abril de
1869, J. Chávez hace una declaración formal de guerra " vamos a una
contienda de sangre" contra la iglesia, a quien acusa de solapar y
beneficiarse de la explotación y a Juárez de quien dice:"...a pesar de
llamarse Republicano, es un mocho y déspota; es que todos los gobiernos son
malos. Por eso ahora nos pronunciamos contra todas las formas de gobierno:
Queremos la paz y el orden".
En el manifiesto son
claros y explícitos los motivos del alzamiento:
1._Queremos el
socialismo que es la forma más perfecta de convivencia social; que es la
filosofía de la verdad y de la justicia, que se encierra en esta triada
inconmovible: Libertad, igualdad y fraternidad"
2._ "Queremos
destruir radicalmente...el estado actual de explotación, que condena a unos a
ser pobres y a otros a disfrutar de la riqueza y el bienestar; que hace a unos
miserables a pesar de que trabajan con todas sus energías y a otros les
proporciona la felicidad en plena holganza"
3._ "Queremos la
tierra para sembrar en ella pacíficamente y recoger tranquilamente, quitando
desde luego el sistema de explotación; dando libertad a todos para que siembren
en el lugar que más les acomode, sin tener que pagar tributo alguno, donde la
libertad para reunirse en la forma que más crea conveniente; formando grandes o
pequeñas sociedades agrícolas que se vigilen en defensa común, sin necesidad de
un grupo de hombres que les ordene y castigue"
4._ “, Queremos abolir
toda señal de tiranía entre los mismos hombres, viviendo en sociedad de
fraternidad y mutualismo, estableciendo la República Universal de la
Armonía."
5._ "...se nos
desprecia como liberales, se nos mancilla como socialistas y se nos condena
como hombres"
6._ "Es
indispensable... levantar nuestros esfuerzos en torno de la sacrosanta bandera
de la revolución socialista, que dice desde lo más alto se la República
abolición del gobierno y la explotación."
Julio López Chávez se
describe a si mismo cuando afirma: "soy anarquista porque soy enemigo de
todos los gobiernos y comunista porque mis hermanos quieren trabajar la tierra
en común". La guerrilla agrupó a
cerca de 1500 insurrectos, pero son derrotados en Actopan Hidalgo el 17 de
agosto de 1869, Chávez es capturado y ejecutado en la casa la Moderna y
libertad, el 1 de septiembre del mismo año.
Por su parte Juárez
desdeño el levantamiento; "...lo de la sierra no vale nada y ya me anuncia
el General Escobedo que todo habrá terminado dentro de pocos días. Ya sabrá
usted que fueron fusilados Gálvez y Julio López después de haber sido
completamente derrotados. "
Julio López Chávez
retorna al Siglo XXI cabalgando con su verdugo, regresa para recordarnos el
límite de las aspiraciones liberales y la magnitud de los desafíos en el
horizonte socialista.
A manera de epitafio
Francisco Zarco escribió el 24 de julio, poco después de la ejecución de J. Chávez:"...ha
terminado su carrera en el patíbulo, invoca principios comunistas y era
simplemente reo de delitos comunes. La destrucción de la gavilla afianza la
seguridad de las propiedades... tiempo vendrá en que será preciso ocuparse de
la cuestión de la propiedad territorial; pero éstas por medidas legislativas
dictadas con estudio, con calma y serenidad y no por medios violentos ni
revolucionarios."
Su defensa de la
propiedad comunal nos remite a los estudios de Marx sobre "El Porvenir de
la Comuna Rural Rusa" y a los ensayos de Mariátegui sobre la comunidad
incaica en el Perú; a los estudios sobre la comuna morelense de Zapata y a las
comunidades autónomas neozapatistas. Nos remite también a la visión y lucha de
los hermanos Flores Magón y su periódico "Regeneración", término
tomado por Obrador para encriptar en las siglas de MORENA el legado de éstos
luchadores sociales, cual si fueran sus aliados en el Siglo XXI.
Julio López Chávez no
es el estadista de talla nacional e internacional como Juárez, su posición es más
humilde, pero no por ello menos digna. Él es un luchador social que convertido
en guerrillero se propuso tomar "el cielo por asalto", pero el eco de
su último grito libertario se escucha fuerte y claro en los tiempos del
obradorismo:
!!Viva el Socialismo!!