Por Yuriria Sierra
22 de Marzo de 2018
¿Qué hacen juntos un cura, una senadora panista, una trabajadora del hogar, un experto en modelos macroeconómicos, un guerrillero, un policía federal, una periodista muy progre, un empresario pudiente, un expandillero, una experta en literatura, un senador de Morena, una diputada del PAN, otra del PRI, un obispo y una mujer trans? Hacen un México posible.
Éste es un paréntesis en nuestras hipótesis sobre los escenarios después del 1 de diciembre, porque independiente del nombre de quién será el próximo presidente de nuestro país, el México que recibirá, dijimos, será el mismo: las enfermedades y las dolencias. Pero el futuro de nuestro país no puede ni debe depender de la voluntad de una sola persona. El tratamiento tampoco debe someterse a la rigidez de un programa de trabajo de quienes hoy están en campaña. La complejidad de los problemas merece que sean más las voces, tan distintas entre sí, quienes agreguen posibilidades para la sanación del país que hoy tenemos.
Y estas voces, de todas las ideologías, de todos los sectores sociales, dedicadas a distintas actividades, tuvimos la oportunidad de sentarnos frente a frente. El sacerdote junto a la mujer trans. El guerrillero junto al empresario pudiente, el de Morena junto al del PAN. Todos nos juntamos en mesas de trabajo para analizar esos pendientes y así encontrar vías de solución, con la cualidad que da la diversidad de ideas.
Esto se hizo con ayuda de la metodología de Reos Partners, una consultora internacional que ha trabajado en Sudáfrica, Colombia, Canadá y Guatemala; y que es experta en temas de sustentabilidad, energía y educación. El trazo del trabajo estuvo pautado, primero, por la selección de 180 personajes, todos, distintos entre sí; luego en juntar sus respectivos diagnósticos del país, analizarlos y discutirlos. Después, construir con ellos escenarios posibles: ¿qué pasaría si se camina a partir del diagnóstico del sacerdote? ¿qué con lo que piensa el empresario? ¿qué con lo que ve
la trabajadora del hogar? Pero también, ¿qué pasaría si nada de lo que ellos observan cambia? A partir de ahí se califica la viabilidad de las posibilidades, su eficacia, su alcance. Lo mejor es que todos estos escenarios terminan en algo más que una idea en el aire: se crean para convertirse en una realidad que, de alguna manera, contribuya al cambio y a la solución de las dolencias del país. La riqueza de los personajes que dieron su voz garantiza que todos los mexicanos seamos parte del espectro de alcance de estas posibilidades.
Cuatro escenarios, cuatro Méxicos distintos los que imaginamos para el 2030. 1) México Agandallado: condenado por la inercia, donde los grupos se dedican a proteger
y mantener su poder, privilegios y riqueza. Aquí, los problemas no se resuelven, sólo se contienen. 2) México Pasmado: donde sólo un pequeño grupo de personas son agentes de cambio, impulsados por el descontento social. Pero esto sólo acentúa la distancia entre quienes toman las decisiones y la sociedad. El alcance del trabajo es poco y apenas hay oportunidad de abrir puertas a candidatos populistas de izquierda o de derecha, ¿le suena? 3) México Responsable: aquí, las élites y los dirigentes de los sectores público y privado están dispuestos despedirse de sus privilegios; dar así prioridad al beneficio colectivo. Esto genera un lazo de empatía entre los distintos sectores de la población, hacia todas las direcciones. Motivación suficiente para el fortalecimiento de las leyes, para la aprobación de reformas con miras al futuro. 4) México Fallido: donde la polarización es el eje. No hay confianza, no hay un Estado capaz de acercarse a su gente, y la gente no se siente represen-tada por ese Estado.
En estos cuatro escenarios, las tres íes: ilegalidad, inseguridad e inequidad tienen distinto futuro. Es claro que en donde la participación ciudadana y el compromiso y apertura del gobierno tienen mayores puntos de encuentro sus soluciones son más diversas y viables.
¿Qué escenario queremos para nuestro país? Mañana seguiremos con el ejercicio de hipótesis del ganador de la elección, pero no debemos olvidar que el México que recibirá es éste, el que percibimos todos a través de nuestra propia óptica.
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