¡LUCIO VIVE LA LUCHA SIGUE!
¡NUESTRA MISIÓN ES HACER LA NUEVA REVOLUCIÓN
QUE SERÁ SOCIALISTA!
PRONUNCIAMIENTO DE IZQUIERDA DEMOCRÁTICA POPULAR EN
EL QUINCUAGÉSIMO PRIMER ANIVERSARIO DE LA CAÍDA EN
COMBATE DEL COMANDANTE Y FUNDADOR DEL PARTIDO DE LOS
POBRES (PDLP) LUCIO CABAÑAS BARRIENTOS
Este 20 de noviembre de 2025, desde Palacio Nacional se escuchó fuerte y claro el grito de la presidenta reivindicando como héroe de la nación a Venustiano Carranza, lo mismo que a Zapata.
Esta narrativa histórica es propia de la "ideología de la revolución mexicana", una visión apologética de la historia a la que le interesa destacar el contenido social que las fuerzas populares le imprimieron a la Constitución de 1917 y simultáneamente ocultar el carácter burgués de los intereses de clase que prevalecieron, de la mano de los vencedores constitucionalistas.
Homenajear a Carranza y simultáneamente a Zapata, habiendo asesinado el primero al segundo, es igual que homenajear a Rubén Figueroa y simultáneamente al Comandante Lucio Cabañas, como lo hicieron en Guerrero de la mano del gobierno morenista que reivindica la IVT.
Este torcimiento de la historia que pretende esquivar la lucha de clases como matriz explicativa de lo acontecido en la revolución mexicana de 1910, responde a los intereses y a la visión de los vencedores y está muy lejos de ser coherente con la visión de los vencidos.
En el pasado y en el presente del "nacionalismo revolucionario" como ideología burguesa, es un acto común homenajear a todos por igual en nombre de la nación, así lo hacía López Obrador, quien gustaba recordar como ejemplo de gobierno al de Adolfo López Mateos y simultáneamente reconocía a Rubén Jaramillo como luchador social, habiendo sido el primero el asesino intelectual del líder agrarista y de toda su familia.
Poco falta para que el gobierno de la IVT, le haga un homenaje a Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría al mismo tiempo que recuerda a los mártires de Tlatelolco, del 2 de octubre del 68. Basta ver como el nieto del responsable de la matanza de 1968 y cómplice de la pretendida “verdad histórica” de Ayotzinapa, hoy es responsable de los asuntos de seguridad del Estado con la complacencia de los gringos y se perfila como presidenciable para el siguiente cambio de gobierno.
En vida, Lucio Cabañas promovió la formación del Partido de los Pobres (PDLP) y se levantó en armas contra los gobiernos posrevolucionarios que se reclamaban herederos de la revolución mexicana de 1910, usando la misma narrativa histórica que este 20 de noviembre escuchamos desde el balcón presidencial.
La ideología de la revolución mexicana, burguesa por su carácter de clase, es el "nacionalismo revolucionario", donde el nacionalismo se alimenta de la resistencia del pueblo mexicano contra las intervenciones extranjeras, pero lidereados y dirigidos por liberales y “libre pensadores”, que lo mismo se enfrentaron con Maximiliano y la intervención francesa, que con los incipientes movimientos de obreros y campesinos, como fue el caso, por ejemplo, de los reformadores liberales a mediados del siglo XIX, que gustosos sometieron y mandaron fusilar a Julio López Chávez, quien murió en el cadalso, al grito de “viva el socialismo".
Tras el secuestro de Rubén Figueroa y en el segundo comunicado del PDLP, Lucio Cabañas, con la sencillez de su palabra, destaca que la traición es la práctica continua de los carrancistas y sus herederos para deshacerse de sus opositores y los líderes populares. Fue por medio de la traición urdida desde Palacio Nacional, que Obregón y Calles, consiguieron ejecutar a Villa y fue por medio de la traición que Carranza consiguió eliminar a Zapata.
El ascenso de la burguesía al poder, en medio de una revolución, con amplia participación popular, tuvo como herramienta táctica la traición, bien aprendida por los gobiernos posrevolucionarios, trátese de fracciones neoliberales, o bien de los que se asumen como herederos de la revolución mexicana. En el primer caso, Zedillo dispuso de una celada para detener y/o asesinar al Subcomandante Marcos traicionando los acuerdos de diálogo para la paz en Chiapas, como lo hizo antes, López Mateos, traicionando y ejecutando brutalmente a Rubén Jaramillo.
La traición es la sombra de la muerte que deambula en la historia de México y que se puede llevar incluso a los más consecuentes reformistas y benefactores de la IVT, como ya ha ocurrido en el pasado reciente, en medio de las disputas internas de la clase burguesa, en el caso de Colosio en tiempos de Salinas, o bien como le pasó a Madero en tiempos de la revolución mexicana de 1910.
Los trabajadores y el pueblo en general deben mantenerse alerta y ser celosos de su independencia de clase, no deben dejarse seducir por el discurso benefactor del "desarrollo compartido", proclamado antes por Luis Echeverría y ahora por la IVT, que es además aliada del charrismo sindical y otras organizaciones sociales corporativizadas.
Si en algo no se equivocó López Obrador, fue en proclamar que los tiempos actuales son momentos de definiciones políticas e ideológicas y los que proclaman la consigna de ¡Por el bien de todos primero los pobres! deben definir si el alcance de su "amor a los pobres" trasciende las fronteras del orden capitalista predominante o se queda guardada en las aspiraciones nacionalistas, irreverentes al imperialismo, pero condescendientes con los grandes capitales, como quedó evidente tras la movilización de la CNTE y su cuestionamiento a las Administradoras de Ahorro para el Retiro (AFORES), con las que el régimen neoliberal entregó los ahorros de los trabajadores a las entidades financiaras. La IVT, es promotora de los poderosos intereses del capital financiero.
El Comandante Lucio Cabañas proclamó la necesidad de la Revolución Socialista cuando ya la revolución mexicana (BURGUESA) evidenciaba su agotamiento transformador y acudía a la represión masiva y selectiva de los movimientos y luchadores sociales para mantenerse en el poder.
El periodo neoliberal puro y duro de 36 años, se convirtió en la expresión más clara del agotamiento del capitalismo. La alternativa neoliberal a esta crisis, diseñada por el imperialismo e instrumentada a sangre y fuego en Chile, tras el golpe pinochetista contra el presidente socialista Salvador Allende, exacerbó la pobreza y la acumulación de riqueza en manos de unos pocos, estrangulando al límite de sus posibilidades el desarrollo de un mercado interno como catapulta del desarrollo capitalista. En este contexto el Plan México y la proclama echeverrista, retomada hoy por Morena de “desarrollo compartido”, se propone revertir este proceso y los riesgos implícitos de un desbordamiento del descontento social y de renovadas expresiones insurgentes que, con las armas del alba, den continuidad a la lucha por el socialismo iniciada por Arturo Gámiz con el asalto al cuartel Madera en 1965.
La transferencia de dinero a los sectores más empobrecidos se justifica como una política humanitaria, que realmente es más asistencialista que humanista y pretende incrementar el poder adquisitivo del pueblo concebido como consumidor, a fin de que los grandes capitales incrementen sus ganancias y el pueblo oprimido por la explotación asalariada, se conforte con las prebendas benefactoras, para que en su horizonte ideológico, se diluya la necesidad de hacer suyos los medios de producción en manos de la burguesía.
La idea de "humanizar" el capitalismo con la intervención del Estado, para distribuir la riqueza y regular los conflictos sociales, nació emparejada con la beligerancia de los trabajadores. La ilusión de un Estado situado por encima de las clases sociales fue la respuesta de la burguesía como clase a la creciente lucha del movimiento obrero y popular que reclamaba la abolición de la explotación asalariada y otras mejoras en su condición de vida.
Las concesiones burguesas que desde el poder del Estado se brindan a la clase trabajadora, si bien ayudan a sobrellevar la pobreza con visiones "aspiracionistas" de mediana y gran burguesía, tienen un alto costo político e ideológico para los trabajadores, que ven así obnubilado y mediatizado el desarrollo de su conciencia de clase y su potencial revolucionario. La IVT no oculta su aspiración clase mediera y olvida que en el pasado de estas filas provino, junto a la clase obrera desmoralizada, la base política del fascismo.
La IVT protege a diestra y siniestra al ejército y a sus generales, exculpándolos del narcotráfico y la guerra sucia y no conforme con su impunidad, le cede el control aduanero, aeroportuario y de otras áreas estratégicas del país, convirtiéndolo en uno de los sectores más favorecidos de su gestión.
Con el Estado de bienestar impulsado por la IVT, hibernan las condiciones y los sectores sociales que dieron vida al franquismo, al nazismo y al fascismo.
La oposición neoliberal beligerante, impulsada por el imperialismo, violenta y con propósitos golpistas, que se manifiesta en las calles, en los medios tradicionales y alternativos, podría en cualquier momento encontrar eco y tentar los demonios del pasado sangriento de la guerra sucia, pertrechada ahora como nunca por el poder del narcotráfico, tradicional aliado de la contrainsurgencia y consentido por el imperio por su disposición al sicariato y por las enormes sumas de dinero con las que se financia la contra revolución.
Envalentonados por el reagrupamiento del fascismo internacional, apadrinados desde el Pentágono y la Casa Blanca como símbolos del poder imperial, los grupos y sectores más recalcitrantes de la burguesía mexicana conspiran continuamente para desestabilizar al gobierno de la IVT y tomar revancha contra la clase trabajadora y distintos sectores del pueblo con aspiraciones socialistas.
Se equivocan quienes piensan que el imperialismo distingue entre el llamado progresismo y el socialismo, a la hora de las intervenciones militares y los golpes de Estado lo único que importa es el sometimiento; se equivocan quienes piensan que el ejército tiene un origen popular, el espíritu carrancista de sus generales y mandos, muchos de ellos entrenados en las escuelas militares del imperio, no solo late en el corazón de la IVT, sino también en el PRIAN y sectores de la oligarquía desplazados del poder; se equivocan los que piensan que toda forma de violencia es por definición reaccionaria y quienes subestiman la disposición de lucha del pueblo silencioso; se equivocan los que piensan que es posible separar el poder político del económico, del mismo modo que se equivocan los que creen en un Estado situado por encima de las clases sociales; se equivocan los que piensan que en nombre de la nación es posible conciliar a Carranza con Zapata y al Comandante Lucio Cabañas con el asesino y violador Rubén Figueroa.
Homenajear al Comandante Lucio Cabañas, es un recordatorio de que solo el pueblo consciente de sus intereses de clase salva al pueblo y de que en la resistencia contra la ofensiva fascista no hay que perder de vista el amalgamiento de intereses de clase que confluyen en la IVT. No se trata de distinguir a buenos y malos, o corruptos y honestos, se trata de identificar los intereses de clase predominantes y en disputa por el poder, de prevenir las traiciones y tomar previsiones para la resistencia popular y el desarrollo de todas las formas de lucha que nazcan de la creatividad y necesidad del pueblo en su lucha por liberarse de la opresión asalariada capitalista y de la subyugación al imperialismo.
¡SER PUEBLO, HACER PUEBLO Y ESTAR CON EL PUEBLO!
¡CON LA UNIDAD EN LA LUCHA POPULAR EL PROLETARIADO VENCERÁ!
¡POR LA PATRIA EL PODER POPULAR!
Lunes 24 de Noviembre del 2025
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