La barbarie capitalista ha llegado a su cenit, el genocidio del pueblo palestino no tiene precedentes en la historia. La intensidad, dimensión y temporalidad son dantescos, todos los días son asesinados cientos de personas, fundamentalmente niñas y niños, la capacidad explosiva es mayor a la usada en cualquier otro hecho bélico antes visto, nunca en tampoco tiempo y en un espacio geográfico tan reducido se había visto tanta destrucción y tanto desprecio por la vida… y todo esto ante nuestros ojos. Ayer la humanidad pudo justificarse diciendo que no conocía lo que sucedía en los campos de concentración nazis, hoy la muerte es transmitida -para quien quiera verla- prácticamente en tiempo real e incluso apoyada cínicamente por las potencias imperialistas, fundamentalmente los EU. No solo no se desconoce, no se oculta, se aplaude y justifica, se apoya y financia con millones de dólares en armamento y vetos en las inútiles y patéticas instituciones de la ONU que buscan detener la masacre con una “declaración” que nunca es aprobada. La potencia estadounidense no sola entrega las armas y da su incondicional apoyo diplomático, sino que amenaza y persigue a quienes denuncian o mínimamente buscan poner frente a la impunidad del Estado sionista como fue el caso de la intimidación a los miembros de la Corte Penal Internacional. Junto a lo anterior, el hecho de que las de potencias contrapuestas al bloque EU-OTAN no hagan nada concreto para detener tal barbarie, corrobora que lo que mueve a esos Estados no es la “prosperidad compartida” de la humanidad sino la acumulación de ganancia; la expansión de sus intereses económicos y geopolíticos. Ante tal indiferencia del poder instituido y la incapacidad de las manifestaciones y movilizaciones de solidaridad para detenerlo, el genocidio continua. A pesar de todo el pueblo palestino sigue resistiendo y luchando por su existencia. Valga el presente numero para seguir la denuncia, desde la rabia y la indignación los textos incluidos en este número de Poder Popular pretenden ayudar a comprender la dimensión de la barbarie a la que asistimos, mostrar la complicidad imperialista y, aunque sea modestamente, expresar nuestro apoyo incondicional al pueblo palestino en su lucha por el derecho a existir.
¡Desde el río hasta el mar Palestina vencerá!
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