Reciban un fraterno saludo de parte del Movimiento de Izquierda Revolucionaria.
En nuestra reflexión no abordaremos los enormes aportes, vivencias o la trascendencia histórica de la lucha de Lucio Cabañas y del Partido de los Pobres.
Creemos que hay compañeros y compañeras que lo harían mejor que nosotros.
En nuestra participación, nos gustaría compartir una idea básica, que sin duda es una lección y un principio de la herencia de Lucio:
La necesidad de luchar por el socialismo, la necesidad histórica de “junto al pueblo trabajador hacer la revolución socialista”.
Nosotras y nosotros estamos convencidos de este programa: que el proletariado conquiste el poder político, destruya al estado burgués explotador y opresor, y forme un gobierno de todos los trabajadores, para así construir una nueva sociedad, sin explotados ni explotadores, sin oprimidos ni opresores.
Sabemos que la lucha por el socialismo hoy, aparentemente no está en el orden del día en Mexico.
La lucha de clases atraviesa por un momento particularmente complicado para las fuerzas proletarias.
El estado mexicano, la burguesía, ha impulsado un fuerte proceso de reestructuración de su forma de dominación. Es decir, ha impulsado una estrategia para reestablecer la hegemonía burguesa.
La 4T y el obradorismo, reanimaron la legitimidad del estado burgués, legitimidad fuertemente cuestionada hasta el 2018; y han cooptado ha innumerables movimientos populares, y sobre todo, han logrado influir en el sentido común de sectores del pueblo y la clase trabajadora que defienden una inexistente transformación social.
No hay evidencia empírica que demuestre que la 4T es una transformación de igual calado que la Independencia, la Guerra de Reforma o la Revolución de 1910.
Mucho menos se puede decir que se hayan detenido la lógicas expoliadoras y explotadoras propias del capitalismo neoliberal.
No sobra decir que, no se puede hablar de transformación social si los mismos dolores profundos continúan atormentando el alma del pueblo; Feminicidios, desapariciones forzadas, desempleo, hambre, pobreza, represión, y explotación, son el pan de cada día del pueblo trabajador.
Es por ello que a pesar de que no está de moda, nosotras y nosotros en el MIR, estamos convencidos de la urgente necesidad de luchar por el socialismo.
La lucha por la revolución socialista no es un capricho, representa la única posibilidad de salvar a millones de mujeres, hombres, niños y niñas de la clase trabajadora de los tormentos del capitalismo, también de la bestialidad del imperialismo y su crisis.
Para nadie es un secreto que el imperialismo está viviendo un gran cambio de época. Existen indicadores que así lo demuestran:
1. La gran recesión económica mundial, la cual inició con la crisis de 2008 y se profundizó por las consecuencias económicas de la pandemia en 2020, derivando en procesos acelerados de crecimiento de precios y poco o nulo crecimiento económico;
2. La crisis de Estados Unidos que se presenta con niveles de crecimiento económicos muy bajos y altos niveles de inflación, lo cual podría repercutir en Mexico con mayor desempleo, pobreza, y mayores niveles de explotación.
3. El paso gradual del poder económico, político y militar de occidente a oriente, que amenaza con desatar una guerra mundial, de la cual, el conflicto entre Estados Unidos y Rusia en Ucrania, es apenas una pequeña muestra.
4. La crisis medioambiental que amenaza con destruir las condiciones materiales de vida de la humanidad;
5. El agotamiento de las reservas de petróleo y con ello el colapso de la División Internacional del Trabajo capitalista fundada en el tráfico de mercancías mediante la utilización de combustibles fósiles;
6. La crisis del modelo de petroagricultura sostenido por los agronitrogenados provenientes del petróleo, amenazan con condenar a la hambruna a miles de millones de seres humanos.
7. El ascenso del nacionalismo y en algunos casos del fascismo, es una realidad de nuestra época.
Con este escenario histórico, pareciera que hoy mas que nunca es necesario y urgente la lucha por el socialismo.
Sin embargo, las fuerzas revolucionarias no somos el referente de las grandes masas. Nuestro programa no tiene el alcance requerido por el momento histórico.
Por el contrario. Desde nuestra lectura política, existe un fuerte aislamiento de las fuerzas comunistas.
En contra posición, la “izquierda que se ha logrado construir como hegemónica” es la “izquierda” que niega la lucha de clases, que niega la necesidad de cuestionar el Estado burgués, que promueve el militarismo, la criminalización de las normales, la represión de las comunidades indígenas, y la descalificación del movimiento feminista, etc.
Es decir, la izquierda que tiene un papel protagónico hoy, es la izquierda socialdemócrata,
Sin embargo, la negativa de combatir radicalmente al capitalismo e imperialismo y por tanto a la burguesía, hacen que la historia de la socialdemocracia -de derecha o izquierda- desde 1914 sea la historia de las traiciones, de la claudicación y renuncia a la emancipación de la clase o, en el mejor de los casos, una historia de derrota y fracaso en sus intentonas por reformar al capitalismo.
A las fuerzas comunistas nos toca seguir luchando por el socialismo. Seguir insistiendo en la necesidad de la unidad de los comunistas.
Ser comunista hoy es un acto no solo de honor ante la historia, como lo apunta José Saramago, sobre todo es un acto de realismo épico, que asume que la verdadera transformación social implica una batalla frontal contra la lógica incontrolable y destructiva del capital, contra la burguesía que es mil veces más poderosa que la clase trabajadora, contra el imperialismo y sus formidables aparatos culturales y militares.
El realismo épico de los comunistas nos permite saber que estamos en desventaja, que es imposible ganar en las actuales condiciones, pero que, por nuestro carácter, coraje, valor y conciencia, nuestro destino es vencer. Vencer debe ser nuestra aspiración, debe nutrir nuestros sueños, vencer debe despertar nuestras pasiones y ser nuestro oxígeno.
Para el realismo épico de los comunistas no hay más opción que vencer porque, parafraseando a Fernández Retamar, sabemos que la humanidad se juega la muerte.
Este realismo épico implica asumir que no está de moda ser comunista, que no otorga estatus, empleo o reconocimiento académico, por el contrario, implica segregación, escarnio, mofa y burla de aquellos que, aunque no lo digan, nos temen, ya sea porque representamos realmente a sus enemigos de clase o porque exhibimos su reformismo servil al capital.
Sabemos, como lo diría Fidel Castro, que son tiempos difíciles y que cito: “en los tiempos difíciles el número de vacilantes aumenta; en los tiempos difíciles —y eso es una ley de la historia— hay quienes se confunden, hay quienes se desalientan, hay quienes se acobardan, hay quienes se reblandecen, hay quienes traicionan, hay quienes desertan. Eso pasa en todas las épocas y en todas las revoluciones. Pero también en los tiempos difíciles es cuando realmente se prueban los hombres y las mujeres; en los tiempos difíciles es cuando se prueban, realmente, los que valen algo. (fin de la cita)
El realismo épico conque los comunistas enfrentamos la lucha de clases es radical y eficaz, porque sabemos que de no lograr la epopeya de destruir al capitalismo y al imperialismo la humanidad está en peligro de extinción, ya sea por la destrucción de las condiciones naturales necesarias para su reproducción o porque la guerra imperialista representaría un punto final.
Por ello ser comunista hoy no es para descorazonados ni para espíritus mezquinos, no es para acomodadizos ni para transigentes.
Nuestra tradición es otra muy diferente a la socialdemocracia.
No somos hombres y mujeres que se atemorizan ante los hechos consumados, no renunciamos y claudicamos en un afán pragmático o realista.
Nuestra tradición y herencia es de otro tipo, como nos lo enseño Lucio, somos realistas de otra estirpe, nuestra convicción está dictada por la máxima guevarista de ser realistas y exigir lo imposible.
Por eso, vemos con alegría y entusiasmo este espacio.
Seguir luchando por el socialismo, seguir insistiendo en ganar al pueblo a los ideales socialistas, y buscar la unidad de las fuerzas revolucionarias es, nos parece, el mejor aprendizaje que podemos adquirir de las enseñanzas de Lucio.
El escenario no es fácil. Pero sabemos que la lucha por el socialismo nunca ha sido fácil.
Esperamos, estas palabras sirvan para fortalecer la unidad y la colaboración entre nuestras organizaciones.
Muchas Gracias.
Para ver la transmisión en vivo:
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