Editorial
En el mes de abril hay dos grandes sucesos que marcan la historia de México y del movimiento comunista en todo el mundo:
I. El asesinato a traición del general Emiliano Zapata.
II. El natalicio del comunista Vladímir Ilich Uliánov, Lenin.
El primero, asesinado el 10 de abril de 1919 en la Hacienda de Chinameca en Morelos, siendo traicionado por Jesús M. Guajardo, miembro del ejército de Carranza —el prócer de la Constitución de 1917— y actuando bajo las órdenes de Pablo González.
La muerte y lucha que encabezó Zapata se puso en contradicción con los viejos y nuevos poderes, es decir, con dos lógicas sociales o propuestas de sociedad, principalmente con los terratenientes y la burguesía existente y en formación. Algo que muestra el alcance de la propuesta histórica que se condensa en el zapatismo (y el villismo) la podemos encontrar registrada en la carta que dirige al General Jenaro Amezcua el 14 de febrero de 1918, donde dice:
“Es preciso no olvidar que en virtud y por efecto de la solidaridad del proletariado, la emancipación del obrero no puede lograrse si no se realiza a la vez la liberación del campesino. De no ser así, la burguesía podrá poner estas dos fuerzas la una frente a la otra, y aprovecharse v. gr., de la ignorancia de los campesinos para combatir y refrenar los justos impulsos de los trabajadores citadinos; del mismo modo que, si el caso se ofrece, podrá utilizar a los obreros poco conscientes y lanzarlos contra sus hermanos del campo. Así lo hicieron en México, Francisco I. Madero en un principio y Venustiano Carranza últimamente; si bien aquí los obreros han salido ya de su error y comprenden ahora perfectamente que fueron víctimas de la perfidia carrancista”.
El segundo, como una muestra de lo que significó la revolución soviética para el movimiento socialista y comunista, lo mismo que para la historia de la humanidad en su conjunto.
Lenin planteó inquietudes que se presentan en las tareas organizativas y de difusión de las ideas e ideales comunistas. Por eso, sus definiciones políticas son importantes, ya que condensan todo un movimiento histórico de largo alcance:
¿Qué es el Poder soviético? ¿En qué consiste la esencia de este nuevo poder, que no quieren o no pueden comprender aún en la mayoría de los países? Su esencia, que atrae cada día más a los obreros de todas las naciones, consiste en que el Estado era gobernado antes, de uno u otro modo, por los ricos o los capitalistas, mientras que ahora lo gobiernan por primera vez (y, además, en masa) precisamente las clases que estaban oprimidas por el capitalismo. Mientras exista la dominación del capital, mientras la tierra siga siendo propiedad privada, el Estado lo gobernará siempre, incluso en la república más democrática y más libre, una pequeña minoría, integrada en sus nueve décimas partes por capitalistas o ricos.”
Ambos ejemplos de luchadores sociales, mejor dicho, de revolucionarios, guían el camino de Izquierda Democrática Popular, avivan las discusiones y nos pone ante la necesidad de definiciones históricas e ideológicas.
Por lo que respecta al contenido del presente número de la revista digital Poder Popular, tenemos artículos que nos hablan sobre la historia del socialismo en Rusia y las propuestas político-organizativas que derivaron de ello.
Lo mismo que se tratan temas sobre la revolución cubana y sus condiciones hacia el socialismo. En otra propuesta se discute el tema de la praxis en el marxismo y sus repercusiones en la práctica organizativa, al igual que la revista contiene un artículo sobre el materialismo dialéctico.
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