Tu cuerpo
herido pero en reposo para hacerse nuevamente materia Por el paso de la espera,
de la marcha tenebrosa que te acechaba y
extendía su garra fría, por la espera, que
en cualquier momento las cuencas de la
muerte te descubrieran y delataran entregándote a los asesinos
Tú rostro apacible, durmiendo plácidamente
con la
conciencia tranquila, de saber cumplido tu deber histórico de revolucionario
de hombre en movimiento
constante y disciplinado, tú que nunca dudaste en empuñar las armas cuando fue necesario
defender al pueblo.
Tú rostro de hombre sereno y taciturno, como
lo fuiste siempre cuando dabas lecciones de dignidad y rectitud a los miembros
de la Brigada, para derrocar a los ricos
que azotaban al pueblo
Dormido, así,
plácidamente como no te querían ver tus asesinos, los que se embriagaron con tu
sangre, los que se hincharon los bolsillos con tu sacrificio los que te
murieron y después te calumniaron para lucrar con tu muerte
¡Lucio! ¡Levántate!
que vienen los huachos ocultando su rostro, Lucio levántate que vienen los
traidores disfrazados de redentores, ¡Lucio levántate! que vienen los
vendepatrias a llevarse lo que queda de la rapiña que ellos mismos provocaron
Lucio ¡levántate!
el magisterio ya está listo para empuñar la bandera de la libertad, Lucio ¡levántate!
para unirnos y caminar a tu lado empuñando la conciencia, ¡levántate! camarada
y camina a nuestro lado, porque sin ti el mañana no tendrá rostro ni futuro.
Levántate
camarada, camina nuestro camino, anda nuestros triunfos y derrotas, porque hoy
más que nunca el terrorismo de estado empaña nuestro rostro, y enluta nuestros
hogares porque los que ayer fueron y hoy son de nuevo, se hacen con el poder.
Lucio camarada,
hazte materia y movimiento y conviértenos en átomos, transformándonos
nuevamente para luchar a tu lado, dejando a un lado la modorra y la pereza.
Venezuela,
Bolivia y otros hermanos del continente empiezan a caminar independientes, para
luchar unidos, construyendo un escudo ante el imperio, que afila las garras
para abrir los socavones de las minas y llevarse el mineral brillante,
Hinchando los
bolsillos, mientras el pueblo se muere de hambre y los ríos se tiñen de sangre,
los campos desaparecen, para dar paso a las trasnacionales, el imperio avasalla
nuestro caminar sin rostro.
Contaminan nuestros
ríos, nuestros lagos con los desperdicios
del nafta, del petróleo que es nuestro, no nos queda más que vacios y hambre,
por que todo se lo llevan para construir armas y asesinar a los pueblos, por
eso Lucio he venido a pedirte, ¡¡¡levántate!!! y camina a nuestro lado para
derrotar al miedo.
Estefanía Rivera
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