I.- ¿Y dónde están los comunistas?
Es posible afirmar que durante el régimen de partido único la definición de la izquierda proletaria en no participar en los procesos electorales se justificaba claramente por el papel de legitimación del régimen de partido único de la dictadura burguesa y especialmente de contención a la movilización popular que dicha alternativa implicaba.
Pero a partir de 1988, con la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas, que generó amplias movilizaciones de masas en defensa de la voluntad popular, el problema electoral se ha convertido en una fuente de enfrentamiento entre las fuerzas de izquierda: marxistas,patrióticas, progresistas y antimperialistas. Másaún, siconsideramos que a partir de esa fecha, que marca el inicio de la crisis del sistema de gobierno y de dominación del Estado capitalista en México, la izquierda electoral accede a puestos gubernamentales tanto en el terreno ejecutivo como en el legislativo y manifiesta en ellos no solamente su posición anticomunista y anti marxista; sino que también su alto contenido corrupto y de descomposición; así como un componente represivo.
Sin embargo, tampoco podemos perder de vista, que ante el aumento del descontento social expresado en la cada vez mayor movilización popular, los procesos electorales terminan en enfrentamientos callejeros generados por el fraude electoral. Y este debe ser uno delos puntos a considerar en nuestra atención a los fenómenos electorales a partir del 88: la movilización popular.
Paralelamente, existe la divergencia en cuanto a la caracterización del movimiento encabezado por López Obrador a partir de la coyuntura electoral del 2006. Existe la posición analítica que lo sitúa en el mismo contexto neoliberal que caracteriza la propuesta del PRI y del PAN. Pero también, y este es un tema de divergencia, existe quienes creemos que la burguesía se encuentra en un enfrentamiento por la crisis del modelo neoliberal en el que López Obrador presenta una propuesta alternativa, nacionalista, con rasgos antimperialistas, de protección de los recursos como el petróleo y la energía eléctrica y sobre todo, de un incremento en la política social; lo que precisamente le ha generado el respaldo de significativos sectores populares y fuerzas patrióticas que creen realmente en la vía electoral como camino a un nuevo rumbo en la política del Estado mexicano.
Son estos dos elementos que contienen al movimiento electoral de la izquierda reformista, su carácter popular y de movilización callejera en las contiendas electorales y su posición nacionalista y progresista con rasgos antimperialistas y de política social, los que debemos considerar al momento de definir nuestra posición ante el proceso electoral de este año.
Afirmamos que el proceso electoral no es la alternativa de la lucha revolucionaria; pero contradictoriamente, en los momentos electorales se convierte no solo en tema de discusión principal sino de amplios debates entre nosotros y hasta de división por quienes consideran que es momento de participar o quienes piensan en el boicot electoral. Decimos que López Obrador no representa la voluntad del pueblo ni sus intereses; pero escondemos bajo la alfombra que nosotros, la izquierda proletaria, hemos sido incapaces de construir una fuerza que si represente a nuestro pueblo bajo la bandera del marxismo leninismo. Nos quejamos amargamente de los diputados o senadores que prometieron todo cuando fueron candidatos y una vez en sus cargos se adhieren al régimen del Estado capitalista disfrutando las mieles del estatus quo que les brinda la oligarquía para su servicio; pero eludimos mencionar que hemos sido incapaces de formar a quienes sean comunistas probados, incorruptibles y enérgicos que puedan convertirse en diputados obreros y campesinos para utilizar la tribuna del Congreso en un medio de difusión, denuncia y propaganda de las luchas populares y la alternativa socialista. Debemos preguntarnos ¿por qué hay movilizaciones como las de los indignados, los ocupa, en contra de la violencia y por la paz con justicia y dignidad, en defensa de los derechos humanos, del medio ambiente, del petróleo y los recursos energéticos, etc., dónde no encabezan, dirigen y ondean las banderas y consignas comunistas?
La cuestión que debemos retomar entonces es, si en esta coyuntura electoral la prioridad de la izquierda marxista es la unidad o las elecciones. Nosotros afirmamos que la unidad es la tarea estratégica que tenemos enfrente, concibiéndola como un proceso que debemos comenzar a construir para finalmente incrustar a la opción comunista en la vida política nacional. Se trata de construir una alternativa de acción ante este proceso electoral que fortalezca el proceso de unidad del movimiento comunista.Para ello debemos reconocer que hay quienes reivindicándose como marxistas han optado por participar en el presente proceso electoral apoyando la candidatura de López Obrador y quienes, por el contrario, han definido que lo mejor es boicotear el proceso. Cualquiera de las dos opciones no contribuyen al proceso unitario. Primero porque coloca al proceso electoral como la prioridad, a pesar de que decimos que después del mismo las condiciones de opresión y pobreza que sufre nuestro pueblo continuaran. Segundo, porque en nuestra soberbia nos erigimos como los puros sabedores de la verdad y únicos consecuentes con la vía proletaria de la revolución y afirmamos categóricamente que quienes participan en las elecciones han caído en el reformismo o quienes han decidido boicotearlo en el radicalismo pequeño burgués.
En este sentido, no se trata de iniciar un boicot contra el proceso electoral u obligar a la izquierda proletaria a apoyar la candidatura de López Obrador, si no de reconocer que todas las formas de lucha son válidas en el sentido de que todas contribuyen a la formación de nuestra experiencia, de la conciencia de clase y a la movilización popular.
Que el único criterio de la certeza de nuestras opciones, planteamientos y acciones políticas es la práctica y que llegará el momento en que cada quien hará su respectivo balance con relación a su que hacer político y sus resultados.Se trata, creemos, en iniciar nuestra propia campaña, por nuestra unidad y con nuestras propias consignas ante la coyuntura actual. No se trata de llamar a no votar, sino a agruparse en una nueva alternativa ante el fraude electoral o el fracaso de la candidatura de las izquierdas electorales o ante la posibilidad de su triunfo, para empujarla al cumplimiento del programa mínimo de la revolución, de la solución de las demandas fundamentales del pueblo.
La unidad de las fuerzas proletarias requiere del reconocimiento y respeto a todas las formas de lucha, porque aun cuando estemos equivocados en la implementación de alguna de ellas la realizamos con nuestra firme e incorruptible convicción socialista, la que tarde o temprano, con la enseñanza de la práctica, nos llevará a corregir el rumbo
II.- Sobre la Unidad de las Fuerzas de la Izquierda Proletaria en la Lucha de Masas.
a).- La Condición Objetiva Para el Desarrollo de la Unidad.
La condición objetiva para la unidad de las fuerzas de la izquierda proletaria está determinada por las condiciones de explotación de los trabajadores mexicanos, cada vez más pobres y paupérrimos, por una clase minoritaria cada vez más rica y poderosa.
La relación de sometimiento de la clase obrera representa una contradicción que genera por un lado inmensas masas de mexicanos pobres y una minoría de ricos empresarios aliados al capital mundial. Esta polarización social es hoy más evidente que ayer, debido a que la necesidad capitalista de expansión y dominio de los mercados mundiales se traduce en el aniquilamiento de las pequeñas y medianas industrias; y en países como el nuestro en el que éstas representan a cerca del 90% de las empresas del país; en una mayor expansión del capital extranjero y por ende en una mayor dominación económica y política.
Las fuerzas de la izquierda proletaria son las que han decidido colocarse del lado del pueblo trabajador, de los campesinos, los indígenas y de todas las masas pobres y explotadas, realizando su acción para la construcción del pueblo organizado llamado a dar la última y decisiva batalla contra el imperialismo.
Siendo esta condición de lucha la que determina nuestra existencia, nuestra acción ante una realidad económica, política y social y ante un enfrentamiento de clases, existe entonces la condición subjetiva para la unidad.
b).- La Condición Subjetiva Para el Desarrollo de la Unidad.
En el pasado han sido numerosos los intentos de distintas organizaciones para conformar la unidad de la izquierda. Citamos solo para recordar algunos el del Frente Nacional Contra la Represión, el Frente Nacional de Organizaciones de Masas, el FAC-MLN y el Frente Zapatista. Pero ésta nunca se logró. ¿Por qué? Porque en estos intentos confluyeron organismos y personas que representaban intereses, formas tácticas y estrategias distintas. El objetivo de una parte que se llama de izquierda de participar en estos intentos era el de montarse en el trabajo político que a través de éstas podía desarrollarse para capitalizar sus aspiraciones personales, burocráticas y parlamentarias. La otra parte se sentía atraída por las coyunturas y movilizaciones que se desarrollaron, por la idea de un frente común contra el partido de estado.
El derrumbe del Pri-Gobierno y la constitución de un tripartidismo como parte del proceso de reforma del estado y la pugna inter-burguesa ante la globalización del capital y su expresión política neoliberal, ha definido mejor que antes a quienes conformamos la izquierda revolucionaria y quienes no. Hoy nos identificamos claramente los que luchamos por el socialismo y los que sólo aspiraron a una democracia burguesa. Las contiendas electorales que estamos viviendo, dejan en claro quienes en el pasado enarbolaron la bandera socialista y en el presente sueñan con el estado reformista, al estilo de Berstein, que solo tira migajas a los trabajadores. Ellos marchan detrás de una fracción de la burguesía que se resiste a la penetración de capital extranjero porque ello significa su aniquilamiento; de una parte de la “aristocracia empresarial obrera” que domina el sindicalismo charro y que fincó su poder en las empresas estatales y hoy están debilitados por la política de adelgazamiento del estado; y con todos aquellos que como funcionarios se convirtieron en ricos y poderosos empresarios a costillas de estas empresas del estado.
Esta alianza entre quienes se dijeron de izquierda, aristocracia obrera, pequeños y medianos empresarios y funcionarios y ex funcionarios enriquecidos a través del Estado patrón, ha logrado atraer a una gran parte de la clase trabajadora y extensos sectores sociales. Ello ha sido posible mediante la reivindicación de una política social y populista consistente en ayudas para los pobres que únicamente sirven para sobrellevar la pobreza, es decir, en arrojar migas al pueblo. Esta alianza no rebasa ni rebasará el marco de la democracia burguesa a la que aspiran, y que, desde luego, no es otra cosa más que la dictadura del capital.
En la coyuntura actual, la izquierda proletaria no puede impedir que grandes sectores de masas sigan a esta alianza. Ello será necesariamente parte de su proceso de concientización y desarrollo político, de su desengaño democrático. En tal momento, será necesario que exista en el plano de la confrontación de clases la alternativa de la izquierda revolucionaria, cuya misión fundamental debe ser la de educar, organizar, dirigir y preparar a las masas trabajadoras y pobres para la contienda principal y definitiva; proceso largo y producto de la labor constante y férrea de generaciones de compañeros.
La necesidad de la unidad de la izquierda socialista no es expresión del grito de una sola organización, se ha llamado por diferentes organizaciones ha agruparse en diferentes referentes como en el pasado reciente están los trabajos del Congreso Social, de la PROMOTORA, el llamado del EZLN en su Sexta Declaración de la Selva Lacandona y el impulso de La Otra Campaña, el Foro de Izquierda Independiente, y los foros y demás eventos que al respecto se han hecho. Es la hora de enfocar parte de nuestros esfuerzos en esta dirección, pues los mismos acontecimientos nos lo exigen.
¿Cuál es entonces nuestra tarea a seguir?
El piso sobre el que se levanta el proceso unitario es la unidad de acción. Está no debe limitarse a una respuesta contestataria a ésta u otra política económica del Estado o hecho represivo. La acción dentro del proceso unitario también debe contemplar la planeación, organización y movilización de las masas en acciones políticas destinadas a crear nuestras propias coyunturas, poner en la palestra política determinadas demandas y planteamientos y sobre todo, incrustarnos de forma progresiva en la vida política nacional, permitiendo la ampliación y avance de la unidad.
c) .- Los Principios para la Unidad.
CONSIDERANDO:
1.- Que las organizaciones que integramos las fuerzas proletarias, entendemos que el capitalismo es un modo de producción, que se basa en la explotación de los trabajadores para obtener ganancias individuales de los capitalistas. Es un sistema oprobioso, que no trepidara en mantener los privilegios de los capitalistas a costa de la ruina, guerras y la hambruna para los pueblos del mundo. Es en este sentido, que nuestras organizaciones se plantean la destrucción del modo de producción capitalista y remplazarlo por el modo de producción comunista, en donde la economía este al servicio de la humanidad.
2.- Que las fuerzas de la izquierda proletaria que emprendemos la tarea de construir la unidad socialista, somos antimperialistas y anticapitalistas, trabajamos para la toma del poder, lo que de acuerdo a nuestra realidad concreta implica destruir al Estado burgués, pilar central del imperialismo y del capitalismo.
3.- Que las organizaciones de la izquierda proletarianos guiamos por la teoría científica del proletariado: el marxismo leninismo. A partir de este fundamento, del conocimiento e interpretación de la realidad nacional e internacional y de su compromiso práctico con los intereses del proletariado, asumimos el compromiso y convicción de impulsar la unidad de las fuerzas proletarias.
4.- Que las organizaciones que participamos con la izquierda proletaria, tenemos la firme determinación de luchar para instaurar un Estado democrático de los trabajadores, expresión teórico-política de la dictadura del proletariado, asumiendo un programa de tareas patrióticas, democráticas y socialistas, en un camino sin interrupción hasta la plena instauración del socialismo y su norte, la sociedad Comunista.
5.- Que la unidad de las fuerzas de la izquierda proletaria no es producto de la resolución de un foro, asamblea, conferencia o congreso; sino que es el resultado de un proceso cuya característica fundamental es la firme convicción y decisión de impulsar y forjar la unidad.
6.- Que esa convicción y decisión se muestra en la acción y que es ésta la que construye la confianza entre nosotros, elemento esencial e indispensable para y de la unidad.
7.- Que la firme convicción y decisión de construir la unidad, y como elemento esencial, la confianza entre nosotros, surge del convencimiento de nuestra lucha antimperialista, por la libertad y la igualdad entre el hombre y la mujer, por la revolución socialista como único camino hacia el comunismo, única salida para un mundo mejor; de nuestra conciencia e ideología proletaria y nuestro compromiso con el pueblo y los oprimidos de México y del mundo.
8.- Que reivindicamos y adoptamos al materialismo dialectico e histórico como el fundamento de nuestra acción política, como la teoría científica que sustenta a la sociedad comunista para el surgimiento de un mundo mejor y una nueva etapa en el desarrollo de la humanidad; siendo además la teoría y la experiencia acumulada de las luchas revolucionarias de la clase obrera y de los pueblos del mundo por la emancipación del ser humano.
9.- Que el proceso de unidad requiere de la absoluta convicción de que entre nosotros deben prevalecer los principios básicos que consideramos son los pilares de la confianza entre nosotros, principios que se sustentan en la ética y la filosofía marxista y que han sido base de la acción revolucionaria de los pueblos, principios que no constituyen un valor normativo sino el resultado de la moral comunista y la aspiración de la humanidad a elevar su actuación y su sociedad a valores superiores, principios que no constituyen una obligación estatutaria para nosotros como individuos ni para nuestras organizaciones; sino que son los elementos que aspiramos cumplir para participar en el proceso revolucionario. Por lo que, sin que sean los siguientes los únicos y los postulados inamovibles que constituyan o forjen una doctrina dogmática y, por el contrario, que sean las bases para que evaluemos nuestra propia actitud y accionar, como la de los demás y para forjar la confianza.
Por todo ello, debemos establecer los principios sobre los cuales debe descansar nuestro proceso unitario, de los cuales exponemos para su discusión y análisis en una oportunidad posterior los siguientes:
PRIMERO: El proceso de unidad requiere que las relaciones entre nuestras organizaciones y fuerzas proletarias hermanas, se finquen sobre los pilares de igualdad, respeto y apoyos mutuos, discusión y solución de los problemas de manera fraternal, franca, crítica y autocrítica en forma oportuna.
SEGUNDO: El proceso de unidad requiere del respeto a la dignidad humana, rescatando y reivindicando los derechos humanos, premisa esencial para el desarrollo de la capacidad y de las aptitudes de cada persona.
TERCERO: El proceso de unidad requiere del respeto de la libre expresión de las ideas, propuestas y alternativas, con base en la igualdad, sin distinción por circunstancias étnicas, sociales, económicas, políticas, culturales, cuantitativas o cualitativas o de cualquier índole, que discriminen, menoscaban o afecten de algún modo el pleno ejercicio de sus capacidades, la aportación de su experiencia, conocimiento y voluntad.
CUARTO: El proceso de unidad requiere de la más amplia solidaridad y camaradería, irrestricta e incondicional, entre los compañeros como entre las organizaciones.
QUINTO: El proceso de unidad requiere del respeto de la autonomía de las organizaciones, entendida como la libre decisión y determinación, considerando su trayectoria, sus postulados, planteamientos y resoluciones, con el compromiso de los demás para estudiarlos y comprenderlos.
SEXTO: El proceso de unidad requiere del reconocimiento de todas las formas de lucha, considerando que éstas no solamente llevan implícita la sincera intención de contribuir al cambio revolucionario, que es la misma practica y desarrollo del accionar político la que determina la certeza delas mismas y que es éste un instrumento para la formación de conciencia, de acumulación de experiencia y de desarrollo organizativo.
SÉPTIMO: El proceso de unidad requiere de la crítica y la autocrítica entre los compañeros y entre las organizaciones, del balance de nuestro accionar, como método de descubrimiento de nuestros errores y desaciertos, de superación de los mismos; así como de valoración de los alcances de nuestros logros.
OCTAVO: El proceso de unidad requiere de la planeación, organización, ejecución y balance conjunto de nuestro accionar político, asumiendo el cumplimiento colectivo entre todas nuestras organizaciones de cada una de las actividades que impliquen el desarrollo de la acción, considerando cada uno de los detalles implicados en la misma.
NOVENO: El proceso de unidad requiere del reconocimiento de la existencia de numerosos compañeros y organizaciones políticas, “chicas o grandes”, que a lo largo y ancho del país, que postulan el marxismo leninismo y reivindican al socialismo y el comunismo como el resultado del desarrollo social y el advenimiento de un mundo mejor.
DÉCIMA: El proceso de unidad comunista requiere del internacionalismo proletario militante, reafirmando que la clase obrera es una sola, con intereses y objetivos comunes y se une en el combate en todos los lugares del mundo. Nuestras luchas están unidas con las batallas que libran nuestros pueblos en todos los continentes contra el imperialismo y el capitalismo.
DÉCIMO PRIMERA: El proceso de unidad requiere de independencia del Estado burgués, de sus instituciones y organizaciones; así como del oportunismo, el liberalismo y la socialdemocracia; entendida la independencia como nuestro accionar propio, derivado de nuestro propio análisis, alternativa, fuerza y decisión, conforme a los objetivos que nos planteemos y no detrás de la fuerza y alternativa de movimientos ajenos a la revolución proletaria.
DÉCIMO SEGUNDA: El proceso de unidad requiere de compromiso y responsabilidad, que significa asumir voluntariamente las tareas para la unidad y el cambio revolucionario; así como el cumplimiento cabal y puntual de las mismas.
III.- De la Coordinación a la Alianza Política y de ésta a la Conformación del Frente Político.
1.- De la Coordinación.
La coordinación es la suma de esfuerzos en torno a un objetivo común y de mediano plazo. El objetivo está determinado por una necesidad de posicionamiento y crecimiento de las propias fuerzas, por la reivindicación de demandas políticas y económicas del pueblo, por la respuesta a hechos represivos y la solidaridad incondicional. La coordinación es el inicio del proceso de unidad, su primera fase y en ella exponemos nuestras alternativas y conceptos y recibimos las de otras organizaciones; nos ponemos de acuerdo y realizamos tareas en común.
Las formas que adquiere la coordinación son bastas. Puede darse a través del intercambio de experiencias, una publicación, la realización de eventos político-culturales, foros, movilizaciones, acciones políticas y hasta en la definición de las formas de intervención y afectación en las contiendas electorales.
2.- De la Alianza Política.
El objetivo de la alianza es agrupar al mayor número posible de fuerzas de izquierda y aislar al máximo al enemigo principal. La alianza es una suma de esfuerzos en torno a un plan de lucha común. Esta suma de esfuerzos puede ser temporal y duradera, de acuerdo al desarrollo diverso del proceso de unidad. En la alianza se plantean de forma franca los desacuerdos, se da la lucha ideológica y política.
En las alianzas las expresiones participantes mantienen su independencia política, ideológica y orgánica. Entre ellas no debe existir subordinación, sino el acuerdo y la unidad de acción en torno a intereses y objetivos comunes. Las alianzas deben propiciar un mayor avance en la organización del pueblo.
La coordinación en la alianza no significa la eliminación de las diferencias y contradicciones entre los diferentes aliados. La base del frente está determinada por la oposición de todos los grupos frente al enemigo común, permitiéndonos aglutinar más fuerza para golpear más fuerte.
3.- Del Frente de Masas.
La construcción del Frente Político de Masas es una condición indispensable de la lucha por el Socialismo. Significa dotar a las masas trabajadoras, campesinas y populares de una herramienta principal en la batalla por el Socialismo. Los miembros del frente mantienen su independencia política y organizativa. Son autónomas. Luchan dentro del mismo por hegemonizar y lograr la dirección, lo cual es natural. El principio de la unidad es la camaradería y la solidaridad irrestricta e incondicional. Las organizaciones marxistas proletarias deben tener la suficiente amplitud, flexibilidad e inteligencia en la construcción del Frente para llevarlo a cabo, reunir a todas las clases y grupos sociales para aislar al Estado opresor y sus lacayos.
El Frente de masas debe tener su propia estructura e institucionalidad, que norme la toma de decisiones y las formas operativas de llevarlas a cabo; así como la relación entre los compañeros y las organizaciones. Esta institucionalidad debe respetar la autonomía e independencia de cada una de las organizaciones que conformen el frente.
La acción permanente consistente en la movilización y educación de las masas debe pasar por el balance y el análisis de sus procedimientos y resultados. El accionar político constituye la forma en que se manifiesta el aprendizaje en la construcción del frente y de las masas. El accionar político es nuestro constante contacto con la realidad y nuestra forma de evaluar nuestra táctica y estrategia. Sólo mediante nuestra actividad práctica se verificará lo acertado de tal o cual posición y sólo la realidad irá resolviendo las contradicciones al interior del frente. Ello requiere madurez y flexibilidad. Las organizaciones del frente deben respetar disciplinadamente las decisiones que al interior del mismo se resuelvan y llevarlas a cabo, aun cuando no las compartamos y creamos seriamente que son equivocadas. Contrastarlas con la realidad a través de nuestro accionar político es la única forma de constatar su certeza.
IV.- EL Constituyente:
La bandera de un nuevo Constituyente es aglutinadora. Va más allá del proceso electoral y plantea una alternativa al desgaste del sistema de gobierno actual. El Constituyente significa participación del pueblo y expresión de su voluntad. Ante el Estado fallido, ante diputados y senadores inservibles, ante un ejecutivo fracasado y aun sistema judicial corrupto y al servicio de la oligarquía, reivindicamos al Constituyente, como expresión del pueblo para decidir el rumbo que queremos para nuestro país. El Constituyente es incluyente porque llama a todo el pueblo y es continuo porque necesita de la participación constante e infinita del pueblo.
El Constituyente reivindica entonces nuestra soberanía, porque plantea la decisión del pueblo en la dirección del Estado, es organizador porque requiere de la organización popular y es movilizador porque implica la movilización del pueblo en la defensa de sus intereses. El Constituyente es plural, amplio, revolucionario. El Constituyente es un planteamiento alternativo ante el proceso electoral. Ellos llaman a votar y nosotros al Constituyente. Es un llamado ante el fraude, ante la derrota de la izquierda electoral o ante su posible triunfo para empujarla a aceptar la orientación del pueblo.
No se trata de pensar que estamos en condiciones de implementar el Constituyente. Tampoco lo estamos en relación con el socialismo y sin embargo lo reivindicamos en todas nuestras proclamas. Se trata de posicionar en la conciencia colectiva la idea del Constituyente, como propuesta democrática, populary de alianza hacia el Frente único de masas.
a) De la concepción burguesa del Constituyente:(tomado de Martha Harnecker: “Notas para un Debate sobre Poder Constituyente y Poder Constituido”, disponible en
La democracia liberal burguesa sostiene que la soberanía reside en el pueblo ydistingue entre poder constituyente y poder constituido. El pueblo ejerciendo su poder soberano ejerce el poder constituyente: elaborala constitución y crea los poderes constituidos (ejecutivo, legislativo y judicial). Una vez ejercitado el poder constituyente, éste desaparece y lo quepermanece es el poder constituido. El poder constituyente esabsorbido en la máquina de la representación, pero eso no quita que de vez encuando pueda activarse.
b) La concepción revolucionaria del poder constituyente
La concepción revolucionaria, en cambio, considerando igualmente que la soberanía reside en el pueblo, sostiene, sin embargo, que durante la revolución el poder constituyente no tiene fin; que no se detiene, que está siempre en actividad,creado continuamente nuevas respuestas. El poder constituyente se mantiene vivo y es la base de todo. El proceso, por lo tanto, no termina con la elaboración de la constitución. El poder constituyente originario, sólo ese poder puede continuar impulsando la revolución oyendo el clamor del poder popular, alimentándose de él, derribando barreras que le impiden la realización del sueño supremo de una patria libre, independiente y socialista.
El proceso movido por el poder constituyente no se detiene. No se trata de limitar el poder constituyente, sino dehacerlo ilimitado. El único concepto posible de constitución es el de revolución: poder constituyente, precisamente, comoprocedimiento absoluto e ilimitado.
c) Nuestra otra campaña: campaña nacional por el constituyente. (Presentada en el III encuentro del Congreso Social en marzo del 2011, realizado en Cuernavaca, Morelos)
OBJETIVO: Posicionar la propuesta política por El Constituyente como tema de la agenda política nacional, de tal forma que la clase política gobernante, la intelectualidad, los medios de comunicación y todo el pueblo organizado discuta y delibere respecto a la necesidad del Constituyente.
Tarea: Impulsar dentro del proceso electoral la instalación de mesas paralelas a las electorales para recabar el sentir del pueblo con respecto al Constituyente.
La Campaña Nacional se concibe en tres fases:
Primera:- Fase de difusión, propagandización y posicionamiento del tema. (Periodo comprendido a partir de este Encuentro a Junio del 2011)
Acciones: la que cada organización y la creatividad de la lucha logren desplegar en cada rincón de nuestras zonas de trabajo. Podemos pensar en, por ejemplo, pega de carteles, volantes, gorras, camisetas, mantas, foros, conferencias, encuentros, difusión por radios comunitarias, internet, comunicados y cartas a revistas y periódicos, etc. El lema de estas actividades puede ser ¡¡Por el nuevo Constituyente, que el pueblo decida su futuro en un México democrático y popular!!
Segunda Fase. Fase de la más amplia encuesta y consulta nacional sobre el Constituyente. (Periodo comprendido de julio del 2011 al 1 enero del 2012). Esta fase consiste en la instalación de mesas de consulta en todo el país o hasta donde el Congreso Social alcance hacerlo, para que una muestra representativa del pueblo opine sobre el Constituyente. La pregunta o una de las preguntas de esta consulta nacional puede ser ¿Estás de acuerdo en que se instale un Constituyente para que el pueblo decida el rumbo de nuestra nación?
Tercera Fase- Fase de la expresión, agitación y lucha por el Constituyente. (Periodo comprendido de febrero del 2012 a julio del 2012). Esta fase consistirá en la permanencia de las mesas de consulta, lo más cercanas posible a las mesas electorales para que la población vote a favor o en contra del Constituyente. Asimismo, en la realización de caravanas de distintas zonas del país hacia la ciudad de México, Zócalo, para demandar a la clase política del país, partidos políticos, gobiernos, instituciones, etc., la necesidad del Constituyente y una nueva Constitución. ¡¡ Mientras los partidos políticos llaman a votar, nosotros, con el absoluto respeto al proceso electoral llamamos al Constituyente!! Y procuraremos que, cada partido, candidato y fuerza política asuma una postura con relación al Constituyente.
ANTECEDENTES:
No será la primera vez que se realice una campaña paralela al proceso electoral. Nuestra campaña debe ser una creación que parta de esas otras experiencias y las combine. Ahí están, atrás, la “Otra Campaña” del E.Z.L.N. y la del voto nulo en las elecciones del 2009.
¡¡ POR LA UNIDAD DE LAS FUERZAS PROLETARIAS!!
¡¡ POR LA ALIANZA DE LAS FUERZAS DEMOCRÁTICAS, PATRIÓTICAS, ANTIIMPERIALISTAS Y REVOLUCIONARIAS!!
¡¡POR LA PATRIA EL PODER POPULAR!!
COLECTIVO DE PODER POPULAR LUCIO CABAÑAS BARRIENTOS DE IZQUIERDA DEMOCRÁTICA POPULAR
I.D.P.
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